Esta entrada que comparto, fue publicada en el blog de Juanse Marquez el 1º de agosto de 2012 (está bajo licencia Creative Commons, pero además el autor me permitió reproducirla aquí):
¿Informática como materia en la secundaria?
"Comparto algo que escribí para mi trabajo, en donde intento
justificar por qué (y cómo) debería incluirse la asignatura
“Informática” en la escuela secundaria
Para contextualizar las apreciaciones que siguen, procedo a copiar aquí un fragmento del Anexo a la Res. CFE Nº142/11, “Marcos de referencia – ESO Bachiller en Cs. Sociales”:
Saberes que se priorizan para los egresados
(…)La escuela ofrecerá propuestas de enseñanza para que todos los estudiantes:
1- Reconozcan que el conocimiento humanístico y social está en permanente construcción y reformulación. (…)
5- Analicen críticamente los discursos de los medios de comunicación y otras producciones culturales (…)
6- Elaboren discursos y producciones culturales sobre temas y problemas que consideren relevantes en relación con sus contenidos. (…)
8- Ponderen el impacto de las nuevas tecnologías en la economía, la cultura, el Derecho, el ambiente, las relaciones laborales, la construcción de ciudadanía y otros aspectos del a vida social.
9- Comprendan y analicen los modos en que las TIC generan nuevas maneras de sociabilidad, participación, y de subjetivación, particularmente en lo referido a las modificaciones en las percepciones de espacio y tiempo. (…)
15- Adquieran habilidades para analizar la información que brindan las TIC, verificar la confiabilidad de las fuentes, sistematizar y comunicar los resultados de las búsquedas y análisis.
Con respecto a los tres primeros puntos, las conclusiones de las comisiones Ad Hoc
parecen coincidir en que también las ciencias exactas y naturales se
encuadran en la definición de “producciones culturales”, como se
observa, por ejemplo, en lo referido a la Biología:
- Aprender el lenguaje de la ciencia implica aprender a aprender.
- Dejar de mostrar a la ciencia como un producto cierto debe ser el desafío: pasar de la memorización (…) a la construcción y reconstrucción de conceptos, hechos y principios (…)
Sin embargo, pareciera que, a la hora de elaborar un diseño curricular para nuestra provincia, no se considera al software como una producción cultural,
socialmente construida, sino como un producto acabado, que viene dado
por una lejana élite de programadores, que son los únicos capaces de
construir software. Para el resto de los ciudadanos, no queda más que ser meros consumidores
(“usuarios”, en la jerga informática) del software que nos es dado
utilizar, pero jamás estudiar como está hecho, ni mucho menos hacerlo
nosotros mismos.
No se postula desde estas líneas que los Bachilleres en Humanidades y Cs, Sociales deban ser programadores. Tampoco se pretende que sean físicos; sin embargo, se les enseñan las leyes básicas de esta ciencia, para que puedan comprender el mundo material, cuyas fuerzas y movimientos se rigen por estas leyes. Del mismo modo, es necesario que todo ciudadano comprenda los mecanismos básicos de la producción de software, para así poder hacerse de las herramientas indispensables para analizar críticamente el mundo y las relaciones sociales (casi todas ellas mediadas por software) que en él se dan.
Para lograr los objetivos antes expuestos, es necesario que los estudiantes produzcan software. Nótese que no es lo mismo que producir con software. Esto último sería utilizar las TIC para realizar distintas producciones escritas, audiovisuales, etc; lo cual es bueno y provechoso. Pero, además, es necesario que en la escolaridad obligatoria todos los estudiantes (de cualquiera de las modalidades de la ESO), puedan tener un acercamiento a la informática. Más concretamente, que puedan conocer: a) Los principios básicos de cómo funciona una computadora.
b) Las características técnicas de las redes informáticas, particularmente las de Internet.
c) Los principios básicos de la programación de software.
Esto les permitirá, por un lado, dejar de concebir al software como un producto que viene dado, sino como un producto cultural en cuya construcción se puede participar. Por otra parte, este conocimiento técnico proporcionará los fundamentos indispensables para poder analizar adecuadamente el impacto de las TIC en la sociedad, tal como se indica en los puntos 8; 9 y 15 antes citados. Sin este conocimiento técnico, el alumno no podrá formularse (ni mucho menos buscar una respuesta) a los interrogantes básicos que permitan una reflexión adecuada sobre el tema. A modo de ejemplo:
- ¿Cómo afecta a mi relación con mis pares el uso de las redes sociales? ¿Es Facebook el único modelo de red social posible?
- ¿Cómo afecta a mi capacidad de búsqueda de información el hecho de usar un buscador? ¿Por qué Google “devuelve” como resultado ante mi búsqueda ciertas páginas y no otras? ¿Hay otros buscadores?
- ¿Alguien más puede leer mi correo electrónico? ¿Hasta dónde llega mi privacidad?
- ¿Todas las computadoras usan Windows? ¿Hay otras alternativas?
- ¿Por qué los servicios 2.0 son gratis, de dónde obtiene ganancias la empresa que los provee? ¿Qué intereses persiguen esas empresas? Lejos de ser una lista exhaustiva, estas preguntas son ejemplos de los que podrían ser disparadores de una reflexión acerca de la sociedad en la que vivimos, cada vez más mediada por el software. Pero, para poder formularlas, son necesarios unos conocimientos técnicos que no pueden obtenerse por el mero hecho de utilizar una computadora.
Como beneficio adicional, se favorece el ejercicio “en estado puro” de ciertas operaciones cognitivas, tales como el pensamiento lógico formal, la resolución analítica de problemas, etc.
Muchas escuelas de nuestra provincia, tienen hasta ahora el espacio curricular “Informática” o “Computación”. Bajo este nombre, en muchos casos se han implementado cursos de ofimática (procesadores de texto, planillas de cálculo, uso básico de la Web, etc). En este punto, coincido con la propuesta discutida en la Jornada del 1º de agosto, que no incluye a este espacio en la nueva currícula, “corriendo” sus contenidos a la práctica cotidiana de las demás asignaturas. En una palabra: ya no existe el espacio curricular, porque todas las áreas usan herramientas de las TIC.
Sin embargo, propongo la inclusión de la asignatura “Informática” (podría tener otro nombre) en todas las modalidades de la ESO, en la que se aborden los conocimientos y competencias relacionados con los puntos a); b) y c) citados más arriba. De no ser así, considero que estaríamos relegando a los estudiantes de su rol de ciudadanos de una sociedad en la que el software tiene un papel central, a un rol de meros “consumidores de software”, es decir, simples usuarios."
No se postula desde estas líneas que los Bachilleres en Humanidades y Cs, Sociales deban ser programadores. Tampoco se pretende que sean físicos; sin embargo, se les enseñan las leyes básicas de esta ciencia, para que puedan comprender el mundo material, cuyas fuerzas y movimientos se rigen por estas leyes. Del mismo modo, es necesario que todo ciudadano comprenda los mecanismos básicos de la producción de software, para así poder hacerse de las herramientas indispensables para analizar críticamente el mundo y las relaciones sociales (casi todas ellas mediadas por software) que en él se dan.
Para lograr los objetivos antes expuestos, es necesario que los estudiantes produzcan software. Nótese que no es lo mismo que producir con software. Esto último sería utilizar las TIC para realizar distintas producciones escritas, audiovisuales, etc; lo cual es bueno y provechoso. Pero, además, es necesario que en la escolaridad obligatoria todos los estudiantes (de cualquiera de las modalidades de la ESO), puedan tener un acercamiento a la informática. Más concretamente, que puedan conocer: a) Los principios básicos de cómo funciona una computadora.
b) Las características técnicas de las redes informáticas, particularmente las de Internet.
c) Los principios básicos de la programación de software.
Esto les permitirá, por un lado, dejar de concebir al software como un producto que viene dado, sino como un producto cultural en cuya construcción se puede participar. Por otra parte, este conocimiento técnico proporcionará los fundamentos indispensables para poder analizar adecuadamente el impacto de las TIC en la sociedad, tal como se indica en los puntos 8; 9 y 15 antes citados. Sin este conocimiento técnico, el alumno no podrá formularse (ni mucho menos buscar una respuesta) a los interrogantes básicos que permitan una reflexión adecuada sobre el tema. A modo de ejemplo:
- ¿Cómo afecta a mi relación con mis pares el uso de las redes sociales? ¿Es Facebook el único modelo de red social posible?
- ¿Cómo afecta a mi capacidad de búsqueda de información el hecho de usar un buscador? ¿Por qué Google “devuelve” como resultado ante mi búsqueda ciertas páginas y no otras? ¿Hay otros buscadores?
- ¿Alguien más puede leer mi correo electrónico? ¿Hasta dónde llega mi privacidad?
- ¿Todas las computadoras usan Windows? ¿Hay otras alternativas?
- ¿Por qué los servicios 2.0 son gratis, de dónde obtiene ganancias la empresa que los provee? ¿Qué intereses persiguen esas empresas? Lejos de ser una lista exhaustiva, estas preguntas son ejemplos de los que podrían ser disparadores de una reflexión acerca de la sociedad en la que vivimos, cada vez más mediada por el software. Pero, para poder formularlas, son necesarios unos conocimientos técnicos que no pueden obtenerse por el mero hecho de utilizar una computadora.
Como beneficio adicional, se favorece el ejercicio “en estado puro” de ciertas operaciones cognitivas, tales como el pensamiento lógico formal, la resolución analítica de problemas, etc.
Muchas escuelas de nuestra provincia, tienen hasta ahora el espacio curricular “Informática” o “Computación”. Bajo este nombre, en muchos casos se han implementado cursos de ofimática (procesadores de texto, planillas de cálculo, uso básico de la Web, etc). En este punto, coincido con la propuesta discutida en la Jornada del 1º de agosto, que no incluye a este espacio en la nueva currícula, “corriendo” sus contenidos a la práctica cotidiana de las demás asignaturas. En una palabra: ya no existe el espacio curricular, porque todas las áreas usan herramientas de las TIC.
Sin embargo, propongo la inclusión de la asignatura “Informática” (podría tener otro nombre) en todas las modalidades de la ESO, en la que se aborden los conocimientos y competencias relacionados con los puntos a); b) y c) citados más arriba. De no ser así, considero que estaríamos relegando a los estudiantes de su rol de ciudadanos de una sociedad en la que el software tiene un papel central, a un rol de meros “consumidores de software”, es decir, simples usuarios."
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