Por Luciana Aghazarian
Si no hubiera sido por las tomas
de escuelas secundarias porteñas el año pasado en contra de la reducción de
materias y la eliminación de algunas orientaciones, hoy no habría discusión y
la Nueva Escuela Secundaria (NES), tal como la diseñó el Ministerio de Educación
de la Ciudad, sería un hecho para el 2014.
Lo cierto es que tras el conflicto,
una intervención judicial comprometió al ministro Esteban Bullrich a debatir la
propuesta con docentes y alumnos.
Desde hace un mes la discusión es
intensa y, de hecho, producto de este acalorado debate, fuentes oficiales
habrían asegurado dar marcha atrás con la idea de prescindir de Historia en
cuarto y quinto año. No obstante, en el prediseño publicado en la página web
del Gobierno de la Ciudad, esta modificación aún no fue realizada.
En este punto, la Profesora de
Historia María Sol Rubio destaca: “Es necesario y pertinente que los alumnos
tengan una formación en esa materia en los últimos años del secundario que es
cuando tienen mejor desarrollado el espíritu crítico, pueden repensar ideas,
sacar conclusiones propias, etc. Si se eliminara, además, se estaría recortando
la enseñanza de la historia argentina lo cual me parece inconcebible ya que no
puedo entender una formación básica sin conocer el pasado de nuestro país”.
Del mismo modo, el Técnico y
Profesor de Historia Ramón Páez, asegura: “El gobierno de Macri impulsó una
reforma curricular para las escuelas técnicas el año pasado que quitaba
materias específicas de las especialidades con el argumento de que la educación
secundaria era muy fragmentaria. La reforma fue resistida y gracias a las tomas
de escuelas de los estudiantes se logró revertir la situación. Ahora, el mismo gobierno
impulsa una reforma que implica eliminar la materia Historia de quinto año y
reemplazarla por una ‘ciencia social’ a elección del rector, lo cual, sin
dudas, fragmentaría la educación. La política educativa de Macri no sólo es
contradictoria en sus planteos, sino que va a contramano de los intereses de
los estudiantes y los profesores”, sentencia.
Otros aspectos del nuevo plan de
estudio, como la eliminación de Informática para pasar a una enseñanza
transversal de esta asignatura, son, también, el blanco de críticas.
En este sentido, Gustavo Cucuzza,
Profesor de Informática y Computación, opina que “esta transversalidad licúa la
responsabilidad en la enseñanza de los contenidos, por lo que es fundamental
que la materia tenga un espacio propio en la currícula”.
Cucuzza, a través de su blog, en
el cual reflexiona sobre el uso de las TIC en el aula, ya juntó 500 firmas en
rechazo a la futura medida.
Más allá del debate
Algunos docentes y estudiantes
reclaman que el debate se haya propuesto “tarde” e incluso hay quienes dudan de
que las apreciaciones en contra del proyecto oficial sean consideradas. El
hecho de que en la Ciudad, en los últimos años, se haya reducido del 30 al 25
por ciento el porcentaje del presupuesto destinado a la educación, sumado a la
seguidilla de propuestas de reducción de cursos en las escuelas públicas - el
año pasado se fusionaron 96 cursos por contar con menos de 15 alumnos - genera,
por lo menos, desconfianza al interior de la comunidad educativa. Las marchas
de alumnos, docentes y gremios en rechazo a la propuesta PRO es una prueba de
ello.
El 28 de junio pasado unos mil
estudiantes agrupados en la Corriente Estudiantes de Base (CEB) y en “Técnicos
Autoconvocados” marcharon hasta el Ministerio de Educación porteño. Se
manifestaron sobre todo contra los recortes de contenidos en materias como
Historia, Filosofía, Geografía, Economía Social y Psicología en cuarto y quinto
año.
Asimismo, los alumnos de las
técnicas exigieron participación resolutiva en los cambios curriculares, a la
vez que los bachilleratos reclamaron la oficialización de todos los títulos y
las escuelas artísticas reclamaron la coexistencia de las carreras de bachiller
y arte.
En relación al debate planteado,
Rosana Pulido, Profesora de Castellano, Literatura e Historia, manifiesta: “Se
dio el proceso inverso – denuncia -. Primero hicieron la propuesta y luego
escucharon a los que están dentro del aula”. “Los cambios propuestos - agrega -
garantizan la continuidad de la misma escuela secundaria, aquella que ya está
fracasando permanentemente. Una hora más en un lado o en otro no es ningún
cambio necesario. Desestimar la materia Educación Cívica por otras como Salud y
Ciudadanía es una máscara que no solo no cambia nada, sino que se deberá llamar
a un médico para que la dicte”, reclama.
Para discutir estas cuestiones,
la Escuela Rodolfo Walsh de Villa Pueyrredón, donde trabajan Pulido y Cucuzza,
llevaron a cabo dos reuniones en las que llegaron a la conclusión por escrito
de que “este no es un debate democrático y la propuesta de estas jornadas solo
buscan legitimar las políticas que el gobierno de la ciudad ya tiene
resueltas”.
Asimismo, de las jornadas resultó
que “de la Ley nacional, solo se tomó lo prescriptivo y ninguneó los espacios
flexibles, dejando poco espacio para cubrir las necesidades de cada una de las
escuelas, en particular, los espacios de la orientación. Sin embargo, en
realidad, creemos que no debe discutirse la caja curricular sino la estructura
del sistema educativo para que realmente genere un cambio cualitativo”, concluye
el documento.
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